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Akenatón habría reinado con su padre, según arqueólogos españoles

El País, 18 de marzo de 2014

Fragmento de una de las columnas del hallazgo de la expedición española. / IEAE. El País.

Cuatro columnas de piedra caliza, enfrentadas de dos a dos en el interior de la tumba del visir Amen-Hotep Huy. Y en sus relieves, los cartuchos con los nombres de dos faraones que compartieron el poder: Amenofis III y su hijo, Amenofis IV, Akenatón. No es un hallazgo arqueológico más, sino, según sus descubridores, uno que incita a revisar la historia del Antiguo Egipto en un período crucial: la decimoctava dinastía (entre el 1550 y el 1295 a.d.C. aproximadamente), en la que se instauró por primera vez el monoteísmo en el mundo. La dinastía a la que pertenece uno de los faraones más populares, Tutankamón.

El hallazgo lleva firma española, la del equipo que encabeza el egiptólogo Francisco José Martín Valentín, que se ha pasado los últimos 14 años dirigiendo una excavación en Asasif, una de las necrópolis de la antigua Tebas, en la orilla occidental del Nilo en Luxor. Para Martín Valentín —que ha presentado el hallazgo esta mañana en una rueda de prensa en el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto (IEAE) de Madrid acompañado de Elsayed Soheim, consejero de Cultura del Instituto Egipcio, y de Mohamed Mohsen Ismael, agregado de Turismo de Egipto en España— este descubrimiento supone una «prueba irrefutable» de una corregencia entre Amenofis III y su hijo y en su opinión  zanja una vieja y enconada polémica entre los egiptólogos acerca del asunto. Valentín va más allá  y especula con que el hallazgo vendría a demostrar la hipótesis de que padre e hijo no solo reinaron juntos sino que concibieron entre los dos la revolución monoteísta que le quitaría el poder al sacerdocio de Amón para concentrarlo bajo la égida del dios solar Atón y daría paso a uno de los períodos más turbulentos de la historia del antiguo Egipto.

«El descubrimiento acorta al menos en 10 años la cronología de la decimoctava dinastía y obliga a revisar viejas cuestiones nucleares de ese periodo, no solo la revolución monoteísta sino también la paternidad de Tutankamón, amén de muchas otras cuestiones clave en la egiptología», ha subrayado Martín Valentín. «El hallazgo lo hicimos el 20 de noviembre de 2013. Durante todo este tiempo ha sido validado por el Ministerio de Antigüedades egipcio empleando el duro análisis de las evidencias por todos los expertos, incluidos aquellos contrarios a la teoría de la corregencia. Y ha resistido». Sin embargo, otras fuentes egiptológicas han pedido prudencia y han considerado que el descubrimiento no es concluyente.

La prueba, según Valentin, son los dos relieves que muestran a ambos faraones sentados sobre el trono real, un símbolo de protocolo que indica «sin duda alguna» que ambos reinaban simultáneamente. Además, apunta el estudioso, hay otra evidencia que refuerza esta teoría. Martín Valentín y su equipo encontraron una estatua del vissir Amon-Hotep Huy decapitada y con las manos mutiladas: «No se trata de un deterioro natural. Hemos demostrado, por la forma del corte de la caliza, que esta mutilación fue meticulosa, un ensañamiento contra esta figura. ¿Por qué? Pues probablemente porque era un ultraortodoxo de Amón y hay hallazgos que confirman que siguió ejerciendo el culto a este dios cuando se instauró el monoteísmo durante el reinado de Amenofis IV». Valentin resalta el redescubrimiento de los últimos tiempos de la figura de Amenofis III, al que se tenía por más bien pasivo y hedonista y al que se le otorga ahora un papel activo en la revolución teológica de su hijo, que se cambió el nombre por el de Akenatón y trasladó la capital del imperio de Tebas a Ajetatón, la nueva ciudad fundada por él mismo.

La tumba del visir Amen-Hotep Huy no se quedará solo como un hallazgo de peso científico e histórico. Los planes de la misión y del Gobierno egipcio son restaurarla para que pueda ser visitada por los turistas. Martín Valentín espera poder abrirla al público en tres o cuatro años, si la excavación pendiente del patio que antecede a la cámara no pone esos planes patas arriba. En cualquier caso, el egiptólogo ha querido recalcar (respondiendo a preguntas planteadas por los dos representantes egipcios de la presentación) que Egipto es en estos momentos un lugar «perfectamente seguro» para hacer un viaje. «Si vienen, los invito a cruzarse El Cairo conmigo de punta a punta. Aunque hubiera algún tipo de problema en algún barrio, no se enterarían. Egipto necesita que el turismo vuelva. Y visitar Egipto es algo que hay que hacer al menos una vez en la vida».

© El País.com

 


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Descubiertas nuevas tumbas del Antiguo Egipto en Luxor y Asuán

El País, 5 de marzo de 2014

La tumba que perteneció a un responsable de alto rango que vivió durante la XVIII dinastía faraónica (1569-1315 a.C.). / Mostafa AlSaghir. El País.

El patrimonio del Antiguo Egipto es inagotable. Durante los últimos días, se han descubierto varias tumbas que datan de distintos periodos en dos yacimientos arqueológicos diferentes. En la ciudad de Luxor, un equipo formado por arqueólogos españoles e italianos descubrió una tumba de un funcionario de hace unos 3.500 años. Según informó el ministerio de Antigüedades, un par de días antes, un grupo de habitantes de la Isla Elefantina de Asuán hallaron por casualidad varias tumbas de unos 3.000 años de antigüedad

El hallazgo de Luxor tuvo lugar mientras los arqueólogos excavaban en la orilla oeste de la ciudad. Se trata de la tumba de un alto funcionario llamado Maai, y era el responsable de los establos de los caballos del ejército, además de supervisar las granjas que poseía la familia real, explicó Ali al-Asfar, uno de los responsables del ministerio de Antigüedades.

“Las inscripciones visibles [en la pared de la tumba] son muy importantes porque revelan detalles de la vida diaria del difunto, sus relaciones familiares, y su estilo de vida como alto funcionario de la época”, declaró a la agencia AFP Abdel Hakim Karar, uno de los responsables de las excavaciones. En una de las escenas grabadas, aparece Maai y su esposa Nefret, mientra en otra el alto funcionario está sentado en un banquete.

El hallazgo de la Isla Elefantina, que alberga una comunidad nubia desplazada de su tierra ancestral tras la construcción del gran embalse de Asuán, consta de varias tumbas. Por las pinturas que decoran las más importantes, los expertos estiman que fueron construidas en la era del Imperio Nuevo de Egipto, que se inicia con la reunificación liderada por el faraón Amosis I en el siglo XVI a.C, y termina unos 500 años después.

El descubrimiento ha sido calificado de “muy importante” por el ministro de Antigüedades, Mohamed Ibrahim, en declaraciones al diario Al Ahram pues modifica de forma sustantiva cómo se creía que fue la historia en la Isla Elefantina durante aquella época.

Una de las tumbas pertenece a un noble llamado User que ostentó el cargo de príncipe de la Isla Elefantina durante el Nuevo Imperio. Su monumento funerario está decorado con representaciones suyas en varias posiciones y acompañado de su familia y algunos dioses. En una de ellas, User, cubierto por una piel de leopardo, está de pie frente a una mesa utilizada para realizar ofrendas y le rodean cinco sacerdotes.

De acuerdo con Náser Salama, reponsable del patrimonio histórico de la ciudad de Asuán, la segunda tumba corresponde Ba-Nefer, un sacerdote que vivía en la isla. El sepulcro está también decorado con varias gravados del difunto junto con su familia y algunos dioses. Las otras dos tumbas pertenecen a dos dirigentes de la Isla Elefantina llamados Amenhotep y User Wadjat.

A diferencia de las otras, la parte exterior de la tumba de Amenhotep no está decorada con representaciones gráficas, sino solo con jeroglíficos. En cambio, sus paredes internas sí incluyen gravados con escenas del difunto con su esposa, un escriba, y un sacerdote en el momento de su purificación.

Según el ministerio de Antigüedades, se procederá a la restauración de estos monumentos para que puedan ser visitados por los turistas. El sector turístico egipcio padece una grave crisis a causa de los estallidos de violencia que se repiten de forma periódico desde la Revolución del 2011. Por primera vez en los últimos años, el mes pasado se produjo un atentado contra turistas extranjeros que provocó la muerte a tres visitantes coreanos.

© El País.com


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Un sarcófago de 3.300 años, descubierto en el norte de Israel

El País, 11 de abril de 2014

Sarcófago de 3.000 años encontrado cerca de Nazaret. / AUTORIDAD DE ANTIGÜEDADES DE ISRAEL. El País.

La Autoridad de Antigüedades de Israel acaba de presentar un hallazgo que evidencia la extensión del poder de los faraones Oriente adentro: un sarcófago de 3.300 años de antigüedad descubierto cerca de Nazaret, rodeado de vasijas y armas, en el que se guardaba un sello de oro que alude a Seti I, que reinó en el siglo XIII antes de Cristo. La zona entonces era conocida como Canaán y estaba bajo poder administrativo de los egipcios, que usaban el valle del descubrimiento, el de Jezreel, como vía natural de comunicación con la actual Siria, hasta donde llegó su dominio.

“Es algo fascinante, excepcional”, como lo describe Edwin Van Den Brink, uno de los investigadores que han liderado el proyecto, junto a Dan Kirzner y Ron Beeri. No es el primer sarcófago de la tardía Edad de Bronce que se encuentra en la zona, pero hacía 50 años que no se localizaba uno y, sobre todo, no tan al norte. Las excavaciones tuvieron lugar entre diciembre y el mes pasado y costó casi tres semanas sacar el ataúd, roto en decenas de pedazos. Los restos se encontraron por casualidad, en mitad de las obras de uno de los mayores gasoductos de Israel, a la altura del monte de Tel Shadud. Y esa es ahora la pena de los investigadores: la “práctica certeza” de que hay más que descubrir pero los trabajos arqueológicos se han dado ya por finalizados para dejar avanzar las cañerías.

El enterramiento encontrado está hecho de arcilla, es cilíndrico y su tapa lleva esculpido un rostro humano, “muy hermoso, muy sereno”, a juicio del profesor Van Den Brink. “Es una suerte porque, aunque todo está fracturado, la cara se ha mantenido casi intacta”, explica. Estaba rodeado de varios tarros de cerámica y vasos de culto, en los que se habría almacenado alimentos, vajillas y huesos de animales, destinados a proporcionar protección y sustento al muerto en una vida futura, una práctica clásica del Egipto de los faraones. Dentro del sarcófago había un esqueleto adulto y junto a él, una daga, una copa y varias piezas martilladas, todas de bronce. Muy cerca se han encontrado cuatro tumbas más, de dos hombres y dos mujeres, posiblemente miembros de la misma familia del dueño del sarcófago.

La Autoridad de Antigüedades está ahora decidiendo si somete los restos humanos a análisis de ADN, para ver si el fallecido era un cananeo o un egipcio trasladado a la zona, clave para asegurar rutas comerciales y la recaudación de impuestos de los faraones. La tesis de los expertos es que se trata de un funcionario, que trabajaba a las órdenes de los egipcios, “miembro de la élite local”, capaz de pagarse un enterramiento que no estaba al alcance de cualquiera. También podría ser un rico que imitase las costumbres funerarias egipcias que se estaban ya popularizando en la nueva zona de dominio, pero hay un detalle importante que, en principio, les lleva a rechazar esta tesis: la aparición, en el sarcófago, de un sello de oro con un escarabajo, usado para sellar documentos. Ahí está el vínculo con el gobierno.

En este sello, “muy valioso”, se cita al faraón Seti I, vinculado con el dios del sol, Ra, padre de Ramsés II, lo que engrandece el hallazgo a ojos de los israelíes, teniendo en cuenta que este último podría ser el protagonista del relato bíblico del éxodo de los israelitas. En la pieza también hay rastro de una cobra, símbolo de protección del poder.

Seti I supuestamente vivió en su primer año de mandato una revuelta en la zona de Bet Shean, al sur del Mar de Galilea, que llevó a que guerreros egipcios cargaran contra este territorio, conquistando todo el suelo de Canaan. El sarcófago que ahora ha salido a la luz evidencia la profundidad de ese avance, nunca antes tan “bien documentado”.

Actualmente, el Museo de Israel ya recibe a sus visitantes con una importante colección de sarcófagos, procedentes de Beit Shean pero también de Deir El Balah, en la franja de Gaza, donde fueron encontrados hace medio siglo. Allí, hoy en suelo palestino, estaba el centro administrativo más oriental de los faraones, desde donde se controlaría administrativamente la zona donde ahora han aparecido los nuevos restos. Los filisteos acabarían con el poder egipcio hacia 1.150 antes de Cristo.