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Encontrado el humano más antiguo

El País, 5 de marzo de 2015

La mandíbula hallada en Etiopía / BRIAN VILLMOARE. Fuente: El País

Como en muchas familias, el árbol genealógico del género humano se emborrona a medida que nos remontamos hacia el origen. Conocemos a nuestros padres, abuelos, bisabuelos… pero llega un punto en el que reyes y aristócratas son indistinguibles de esclavos o bandidos. Así las cosas, la mayor pregunta que uno puede hacerse es quién estuvo en la copa del árbol, quién fue el primer humano. Un equipo internacional de arqueólogos cree haber encontrado en África lo más parecido a esa persona: el miembro del género Homo más viejo hallado hasta la fecha, que nos envejece a los humanos medio millón de años.

El 29 de enero de 2013, Chalachew Seyoum, un etíope que estudia en la Universidad Estatal de Arizona (EE UU), descubrió un oscuro diente sobresaliendo de la tierra y pronto dio con más restos. “Me quedé pasmado al encontrar una mandíbula en sedimentos de hace 2,8 millones de años”, explica a Materia. Los restos, encontrados en Ledi-Geraru (Etiopía), consisten en la mitad izquierda de la mandíbula inferior con cinco dientes. “Mi equipo los había elegido porque son de un tiempo clave para entender cómo y dónde apareció el género Homo a partir de un ancestro como el Australopithecus afarensis [conocido como Lucy], que vivía en el este de África hace tres millones de años”, añade Seyoum, originario de Etiopía.

Con el tiempo, este nuevo género de homínidos comenzó a manejar herramientas (Homo habilis), a caminar erguido (Homo erectus), y a desarrollar grupos sociales cada vez más complejos en una historia de éxito evolutivo de la que formamos parte los más de 7.000 millones de Homo sapiens que habitamos el planeta.

En los libros de evolución humana, la historia de nuestro género se acababa hace unos 2,3 millones de años. De esa época son los fósiles más viejos conocidos de Homo habilis (el homínido mañoso que fabricaba herramientas de piedra). Entre ellos y los últimos australopitecos como Lucy (que también vivieron en Etiopía) mediaba casi un millón de años de completo vacío. El nuevo fósil presenta un homínido justo de ese periodo y en plena metamorfosis. En un estudio publicado hoy en Science, Seyoum explica junto a un equipo de científicos de EE UU, Reino Unido y Etiopía que el fósil tiene una interesante mezcla de rasgos modernos y primitivos. Por un lado, ya tenía los dientes más pequeños que caracterizaron al género Homo. Por otro, su barbilla era australopiteca.

Los detalles del hallazgo se publican junto a otros dos trabajos que refuerzan que este es el primer miembro del género Homo. El primero, aparecido en Nature, considera que este nuevo homínido fue el ancestro de los Homo habilis.El segundo es un estudio de fósiles de animales hallados en Ledi-Geraru que confirma que la zona era ya un entorno árido de sabana y arbustos, no una selva. Este paisaje fue clave para que los australopitecos que vivían colgados de los árboles cambiasen de vida y de dieta. Sus grandes dientes para trajinar hojas y frutos se hicieron más pequeños, más humanos, y su cerebro comenzó a crecer. Ambos procesos probablemente se debieron al consumo de carne para alimentar a un cerebro que exigía cada vez más energía.

Ledi-Geraru está a solo unas decenas de kilómetros de Gona, donde aparecieron las herramientas de piedra más antiguas que se conocen. “Hasta ahora no había ningún fósil que correspondiera a esas herramientas, no sabemos quién las hizo, y ahora por fin pueden atribuírsele a este nuevo Homo”, resalta Carlos Lorenzo, arqueólogo del equipo de Atapuerca e investigador del IPHES. La aparición de este fósil “descarta” a otros candidatos a ser los primeros ancestros de nuestro género, como los australopitecos garhi (de hace 2,5 millones de años) o el sediba (1,7 millones de años), resalta el experto, aunque reconoce que no todos aceptarán este nuevo árbol genealógico de nuestra gran familia humana.

Fuente: Science / El País


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El antepasado más antiguo del hombre no era como los monos actuales

El País, 1 de octubre de 2009

Representación del ‘Ardipithecus ramidus’ / SCIENCE

Era hembra, medía 120 centímetros, pesaba unos 50 kilogramos y vivió en la famosa región de Afar en Etiopía hace 4,4 millones de años. Ardi, que es como la han bautizado, es el ejemplar más completo encontrado del antepasado más antiguo de los seres humanos, el Ardipithecus ramidus, que ha tardado 17 años en ser presentado oficialmente en sociedad. Ahora lo hace con la pompa correspondiente al hallazgo de toda una generación en paleoantropología.

La revista Science le dedica un número especial a los estudios realizados por 11 equipos internacionales de todos los aspectos del Ardipithecus ramidus, sobre la base de 110 fósiles. Tanto en Etiopía como en Estados Unidos han presentado a Ardi y sus congéneres, cuyos restos fósiles han sido excavados pacientemente en un terreno sumamente difícil por el equipo dirigido por el estadounidense Tim White.

El nuevo homínido significa un salto hacia atrás de más de un millón de años en el conocimiento de la estirpe del ser humano y, a pesar del completo estudio ahora presentado (antes sólo se conocían unos pocos fósiles), las discusiones sobre cómo vivía, si verdaderamente andaba erguido y lo que representó en la evolución humana no han hecho más que empezar.

Hasta ahora eran los australopitecos -representados sobre todo por la famosa Lucy, que vivió hace 3,2 millones de años y fue hallada en 1974-, los antepasados más antiguos conocidos del hombre. Lucy demostró que los homínidos empezaron a andar erguidos antes de que aumentara el tamaño del cerebro, y los científicos, a partir de entonces, se empezaron a preguntar que pasó antes. ¿Andarían erguidos ya los antepasados de Lucy o se apoyarían sobre los nudillos y se colgarían de las ramas de los árboles como los chimpancés?.

Se cree que el ultimo antepasado común compartido por humanos, chimpancés, gorilas y bonobos vivió hace seis o más millones de años. Aunque el Ardipithecus ramidus no lo sea, probablemente compartió varias de las características de este antepasado, señalan los científicos. Del análisis de los fósiles han deducido que se movía por los árboles a cuatro patas pero andaba erguido sobre el suelo. Nuría García (Universidad Complutense) es el único científico español que ha participado en los estudios, centrándose en la fauna del ambiente, boscoso, en que vivió el Ardipithecus ramidus hace 4,4 millones de años.

El ejemplar Ardi tiene las manos prácticamente completas, lo que significa un tesoro para los paleontólogos. Sus muñecas indican que podía subirse a los árboles pero no lo hacía con la soltura de los actuales monos. Por eso, los chimpancés, por ejemplo, ya no se pueden considerar indicativos de cómo era el antepasado común, ya que debieron de evolucionar después de separarse del ancestro común. Además, la manos del Ardipithecus ramidus eran ya relativamente diestras para manejar objetos.

En cuanto al cerebro del nuevo antepasado, es pequeño, como el de los chimpancés actuales. Además, parece haber poca diferencia de tamaño total entre machos y hembras, y el cráneo y los dientes indican que tenía una cara pequeña y que era poco agresivo socialmente. Este último rasgo se deduce, curiosamente, de la ausencia de un canino protuberante y afilado en los machos. Esto sugiere que los conflictos entre machos eran menos frecuentes que en otros primates como los chimpancés y los gorilas, explica otro investigador, C. Owen Lovejoy, de la Universidad de Kent.

«En el Ardipithecus ramidus tenemos una forma no especializada que no ha evolucionado mucho en la dirección del Australopithecus, por lo que, cuando vas de la cabeza a los dedos del pie, lo que ves es una criatura mosaico, que no es ni chimpancé ni humano. Es el Ardipithecus«, dice Tim White, de la Universidad de California en Berkeley.

«Darwin fue muy sabio a este respecto», añade White. «Dijo que tenemos que ser muy cuidadosos. La única forma de saber realmente a quién se parece este último antepasado común es ir y encontrarlo. Bien, pues de hace 4,4 millones de años encontramos algo bastante cercano. Y, tal y como Darwin entendió, la evolución de los linajes de los simios y el linaje humano ha avanzado independientemente desde la época en que esas líneas se separaron, desde el último antepasado común que compartimos».

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Hay varios artículos en la revista Science al respecto (se necesita registrarse, gratis):

The Great Divides: Ardipithecus ramidus Reveals the Postcrania of Our Last Common Ancestors with African Apes

Macrovertebrate Paleontology and the Pliocene Habitat of Ardipithecus ramidus

The Ardipithecus ramidus Skull and Its Implications for Hominid Origins

Ardipithecus ramidus and the Paleobiology of Early Hominids